El periódico
17/3/2010 CIUTAT VELLA |LA TRAPERA VUELVE AL RÍO
Juan Pulido, batería de la mítica banda de Cornellà, habla del regreso de La trapera del río
- • El próximo día 25 actuarán en La Carpa de Rambleros tras un parón de cinco meses
- En forma. Juan Pulido, hace dos semanas en el paseo del Borne. Foto: JOAN PUIG
PEDRO DOMINGO
BARCELONA
BARCELONA
«Es un flash volver a tocar», dice un extático Juan Pulido ante la perspectiva de volver en breve a los escenarios tras una pausa forzada por un cáncer que le ha mantenido de baja desde el pasado mes de octubre. «Esperamos mucho cariño del concierto». Se refiere a su actuación el próximo día 25 en la carpa de Rambleros. Será un retorno emotivo. No sólo para él, sino para los miembros y los seguidores de La Banda Trapera del Río, un grupo que pese a la estela de fans incondicionales y a la huella que ha dejado en el panorama musical español, sigue luchando contra los obstáculos. Tantos, que es fácil hablar de maldición. Aunque sea con la boca pequeña.
Un regreso truncado
En junio del 2009, la Trapera del Río sacudió los cimientos de Cornellà con un concierto masivo que celebró su vuelta al ruedo musical. «Unos 14 años después de nuestro último concierto», recuerda Pulido, con la voz un poco rota y el entusiasmo intacto. Todo pintaba bien. El grupo –representado por sus dos únicos sobrevivientes, Morfi Grey y Juan Pulido– volvía para dar más guerra.
Una gira nacional les esperaba: Valencia, Bilbao, La Coruña... Pero la enfermedad de Pulido lo puso todo en la nevera. Había que esperar. Algo que ya habían hecho antes. Su segundo disco tardó 12 años en ver la luz y han hecho dos pausas de casi tres lustros cada una. De hecho, han pasado más tiempo separados que juntos. Y eso hace que «la ilusión de volver a tocar sea más grande –apunta Pulido, que este año cumple 53–. Volver a los escenarios me supone una gran ayuda para superar este trámite.»A ratos, la nostalgia empaña su relato: «Inspira ver que la gente se sabe las letras», explica orgulloso Pulido, autor de buena parte de ellas. No sorprende que quieran volver a un escenario. Será como una celebración, tal vez un poco más rebajada que en su época de esplendor. «Bueno, antes Morfi se rociaba con tetrabriks de tomate y luego con harina», recuerda Pulido cuando habla de la polémica puesta en escena de su tema llamado La regla. «A veces nos pagaban por no tocar», confiesa Pulido.
Y a pesar de que muchas veces se les ha incluido en las listas del movimiento punk, Pulido salta como movido por un resorte cuando se le recuerda: «El espíritu rockero no se pierde», sentencia. «Nunca hemos sido punkies. No hemos sido una ferretería ambulante».
Desde esa polémica ha llovido mucho, sobre todo en el aspecto económico. «Ahora tocamos por placer», cuenta con una sonrisa.
Atrás queda una vida adulta dedicada a la fontanería y la electricidad. Por delante, un horizonte claro: recuperar la salud, reanudar la gira y, tal vez, grabar otro disco.
Un regreso truncado
En junio del 2009, la Trapera del Río sacudió los cimientos de Cornellà con un concierto masivo que celebró su vuelta al ruedo musical. «Unos 14 años después de nuestro último concierto», recuerda Pulido, con la voz un poco rota y el entusiasmo intacto. Todo pintaba bien. El grupo –representado por sus dos únicos sobrevivientes, Morfi Grey y Juan Pulido– volvía para dar más guerra.
Una gira nacional les esperaba: Valencia, Bilbao, La Coruña... Pero la enfermedad de Pulido lo puso todo en la nevera. Había que esperar. Algo que ya habían hecho antes. Su segundo disco tardó 12 años en ver la luz y han hecho dos pausas de casi tres lustros cada una. De hecho, han pasado más tiempo separados que juntos. Y eso hace que «la ilusión de volver a tocar sea más grande –apunta Pulido, que este año cumple 53–. Volver a los escenarios me supone una gran ayuda para superar este trámite.»A ratos, la nostalgia empaña su relato: «Inspira ver que la gente se sabe las letras», explica orgulloso Pulido, autor de buena parte de ellas. No sorprende que quieran volver a un escenario. Será como una celebración, tal vez un poco más rebajada que en su época de esplendor. «Bueno, antes Morfi se rociaba con tetrabriks de tomate y luego con harina», recuerda Pulido cuando habla de la polémica puesta en escena de su tema llamado La regla. «A veces nos pagaban por no tocar», confiesa Pulido.
Y a pesar de que muchas veces se les ha incluido en las listas del movimiento punk, Pulido salta como movido por un resorte cuando se le recuerda: «El espíritu rockero no se pierde», sentencia. «Nunca hemos sido punkies. No hemos sido una ferretería ambulante».
Desde esa polémica ha llovido mucho, sobre todo en el aspecto económico. «Ahora tocamos por placer», cuenta con una sonrisa.
Atrás queda una vida adulta dedicada a la fontanería y la electricidad. Por delante, un horizonte claro: recuperar la salud, reanudar la gira y, tal vez, grabar otro disco.
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